Honeste vivire, alterum nom laedere, suum cuique tribuere

miércoles, 11 de marzo de 2009

Gaia

Les quiero compartir este texto amigos míos...


La mayoría de nosotros sentimos que la tierra es más que una esfera de roca con una capa delgada del aire, océano y de vida que cubre la superficie. Sentimos que pertenecemos aquí como si este planeta fuera de hecho nuestro hogar. Tiempo atrás, los Griegos, pensando esta manera, dieron a la tierra el nombre Gaia o, como contracción, GEA. En esos días, la ciencia y la teología eran una y la ciencia, aunque menos exacta, tenía alma. Con el tiempo, esta unión desapareció y fue substituida por la frigidez del estudiante. Las ciencias de la vida, no muy referidas a ésta, bajaron a clasificar cosas muertas y al fin acabaron en la vivisección. La GEA fue robada de la teología para llegar a no ser más que la raíz de la cual las disciplinas de la geografía y de la geología tomaron su nombre . Ahora por fin hay muestras de un cambio. La ciencia llega a ser holística (La holística se refiere a la manera de ver las cosas enteras, en su totalidad, en su conjunto, en su complejidad, pues de esta forma se pueden apreciar interacciones, particularidades y procesos que por lo regular no se perciben si se estudian los aspectos que conforman el todo, por separado) otra vez y vuelve a descubrir alma, y la teología, movida por las fuerzas ecuménicas, comienza a pensar que Gaia no debe ser capricho de la conveniencia académica y que GEA es mucho más que un prefijo.




La nueva comprensión ha llegado para avanzar y mirar de nuevo a la tierra desde el espacio. La visión de ésa blanca y espléndidamente manchada esfera azul nos sorprendió a todos, aunque ahora casi sea un cliché visual. Incluso abre el ojo de la mente, de la misma manera que un viaje lejos del hogar agranda la perspectiva de nuestro amor para los que allá quedan.




El primer impacto de esos viajes fue la sensación maravillosa que tuvieron los astronautas, y nosotros, pues compartimos su experiencia a través de la televisión; pero al mismo tiempo la Tierra fue observada por la fija mirada objetiva de los instrumentos científicos. Estos dispositivos eran absolutamente impermeables a la emoción humana y, con todo, también enviaron detrás la información que nos hicieron considerar la tierra como una extraña y hermosa anomalía. Mostraron que nuestro planeta está hecho de los mismos elementos y con las mismas proporciones que Marte y Venus, pero también revelaron a nuestros planetas hermanos, estériles y diferentes.


Ahora vemos que el aire, el océano y el suelo son mucho más que un mero ambiente para la vida; ellos son parte de la vida. Así el aire es a la vida justo igual que la piel a un gato o la jerarquía para un pájaro. No viviendo sino hecho por cosas vivientes para proteger contra un mundo de otra manera hostil. Para la vida en la tierra el aire es nuestra protección contra las profundidades frías y las radiaciones feroces del espacio.



No hay nada inusual en la idea de que la vida en la tierra interactúa recíprocamente con el aire, el mar y la roca, pero esto se toma como una visión desde el exterior en la que la posibilidad de esta combinación consistiría en un solo sistema gigante vivo con la capacidad de mantener la tierra siempre en un estado lo más favorable posible para la vida sobre ella.


Una entidad que abarca un planeta entero y con una capacidad de gran alcance de regular el clima necesita un nombre. Fué el novelista Guillermo Golding quien propuso el nombre de Gaia. Validamos alegres su sugerencia, y Gaia es también el nombre de la hipótesis de la ciencia que postula que el clima y la composición de la tierra están siempre cerca de un grado óptimo para cualquier tipo de vida que lo habite.
Las evidencias recolectadas en ayuda de Gaia ahora son considerables pero como sucede a menudo en la ciencia, pero esto es menos importante que su uso como forma de cambiar el punto de vista, para considerar el mundo de manera diferente, que hace que nos planteemos nuevas preguntas acerca de la naturaleza de la tierra.




Si formamos "todas las criaturas grandes y pequeñas", de las bacterias a las ballenas, parte de Gaia entonces somos todos nosotros potencialmente importantes para su bienestar. Sabíamos en nuestros corazones que la destrucción de rangos enteros de otras especies era incorrecto pero ahora sabemos porqué. Hemos de lamentar la desaparición de una de las grandes ballenas, o de la mariposa azul, e incluso el virus de la viruela. Cuando eliminamos uno de éstos de la tierra, podemos haber destruido a una parte de nosotros mismos, porque también somos una parte de Gaia.


Hay muchas posibilidades para la comodidad en nuestras vidas, pero está el problema de resolver las consecuencias de nuestras acciones en esta gran reunión de cosas vivas. Puede ser que ese papel que desempeñamos sea como los sentidos y el sistema nervioso para Gaia. A través de nuestros ojos ella ha visto por primera vez su cara y en nuestras mentes se ha reconocido. Pertenecemos de hecho a la Tierra. La tierra es más que un hogar, es un sistema vivo y somos parte de él.


texto sacado de: Planetología

2 comentarios:

Apricot dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Apricot dijo...

¿Qué es Gaia?

Mejor dicho, ¿quién es Gaia?...

Ohh, nuestra amada Madre Tierra!
Como somos tan egoístas y asesinos con las maravillosas majestuosidades que nos brinda.
Hasta cuándo el humano aprenderá a cuidarla y a valorarla, creen que todo es para siempre...
Muy buena entrada Way ^^